Foto: La Casa de Carlota
En un viaje a Barcelona, el diseñador Nel Rodríguez conoció la historia de una compañera de trabajo y mamá futura: en unos meses nacería su hija, una niña que tendría Síndrome de Down. ¿Cómo cuidarla y asegurar su éxito e independencia en un mundo donde la diferencia aún se entiende con dificultad? fue unas de las preguntas que tuvo.
Nel regresó a Medellín con un interés: reunir personas con condiciones neurodiversas y creó un laboratorio de transformación creativa.
“Todo el que llega a La Casa de Carlota tiene un síndrome”, cuenta Lina Céspedes, su gerente. Y es que aquí, además de condiciones como el Síndrome de Down o el Autismo, las personas son reconocidas por un estado asociado con su vida: “síndrome de amor por los viajes o de amor por el mango biche”. En este lugar donde hasta la mascota es diferente a lo convencional (su perro tiene tres patas) buscan incluir a todas las personas y ofrecer experiencias, diseño gráfico o productos con ideas nuevas: ropa, bolsas e imágenes para eventos o campañas hacen parte de un portafolio que ya han usado organizaciones como Bancolombia, el BID, Comfenalco, Sura o GEF.
Para más información visite: www.lacasadecarlota.com
En el marco del Día Mundial del Síndrome de Down (Marzo 21) resaltamos el potencial de las personas con esta discapacidad y la labor de quienes trabajan con y por esta población.
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